Este proyecto está localizado en el piedemonte llanero, una zona de clima suave que aunque está a baja altura con respecto al nivel del mar, el aire frío de la cordillera de los Andes genera un microclima particular. La parcela esquinera se abre hacia la llanura lo que permite organizar el programa arquitectónico con dos caras que abren hacia el paisaje y dos que sirven de transición frente a los vecinos. La casa está pensada como una serie de espacios en los que de manera autónoma se lleven a cabo las diferentes actividades de la casa. Esta autonomía también permite flexibilidad en el momento de alojar un número mayor de visitantes en fechas específicas del año.